Nicanor Parra: «Preguntas y respuestas» (poema); análisis y propuesta didáctica

NICANOR PARRA – Preguntas y respuestas

PREGUNTAS Y RESPUESTAS
 
¿qué te parece valdrá              1
la pena matar a dios
a ver si se arregla el mundo?
 
-claro que vale la pena
 
-¿valdrá la pena jugarse         5
la vida por una idea
que puede resultar falsa?
 
-claro que vale la pena
 
-¿pregunto yo si valdrá
la pena comer centolla         10
valdrá la pena criar
hijos que se volverán
en contra de sus mayores?
 
-es evidente que sí
que nó                                15
que vale la pena
 
-Pregunto yo si valdrá
la pena poner un disco
la pena leer un árbol
la pena plantar un libro       20
si todo se desvanece
si nada perdurará
 
-tal vez no valga la pena
-no llores
-estoy riendo                      25
-no nazcas
-estoy muriendo.
                            De Hojas de parra (1985)

 

1. ANÁLISIS
1) Resumen
Estamos ante un poema de tono existencial y reflexivo. El yo lírico parece que dialoga consigo mismo, pero en la última estrofa descubrimos que platica con un “tú”, intercambiándose mensajes. La pregunta que se repite es si valdrá la vena una serie de acciones: matar a dios (primera estrofa), jugarse la vida por una idea o ideal (segunda estrofa), comer marisco y criar hijos (tercera estrofa). En este último caso, la respuesta ya no es afirmativa, como en las dos estrofas (y, por tanto, preguntas) previas. Es dudosa y ambigua: sí vale y no vale la pena. En la penúltima estrofa, la cuarta, interroga sobre tres acciones, metáfora de algo superior: “poner un disco” (alude a disfrutar de las artes), “leer un árbol” y “plantar un disco”; nótese que le da la vuelta a las expresiones o conceptos de estas dos últimas acciones, metáfora del desorden y caos del mundo. La muerte y el paso del tiempo acaba con todo, de ahí que, siendo la realidad humana tan efímera, acaso no interesa comenzar algo serio. La última estrofa es dialógica y refleja la reacción de los interlocutores: el yo lírico le pide al “tú” que no se desanime, pues aunque todo es efímero, tiene un sentido. Es verdad que la vida y la muerte (nacer y morir), la risa y el llanto (la alegría y la pena) se fusionan en una realidad única y, en parte, indescifrable. Se cierra el poema con este diálogo más bien pesimista sobre la condición humana. Nacemos para morir, pero es necesario vivir con ideales y energía.
 2) Tema
Los temas de este poema se puede enunciar así:
-Interrogación sobre el sentido de la vida. Aun conociendo que la muerte es nuestro destino final, vale la pena entregarse a ideas e ideales que dotan de sentido al vivir humano.
-Diálogo sobre la validez de arriesgar la vida por creencias, por entregarse a pequeños placeres y actividades que aportan felicidad.
-Como la vida misma es un breve recorrido que finaliza en la muerte, es válido y justo encontrar acciones que aportan una significación superior a la existencia, entre ellos encontrar en pequeños actos cotidianos una justificación existencial.
3) Apartados temáticos
El poema presenta tres apartados bien diferenciados:
-Se abre con una introducción de tono optimista (vva. 1-14). Vale la pena vivir y entregarse a ideales, dejando a un lado las creencias religiosas.
– Fase de dudas y titubeos (vv. 15-22). Hay una tensión dialéctica, y dialógica, entre el yo lírico y un “tú”, que acaso sea su otra mitad, sobre la conveniencia o las posibilidades de encontrar motivos para vivir con alegría y felicidad. Las espadas están en alto.
-En la estrofa final del poema (vv. 23-27) el carácter dialógico es más marcado y la tensión conversacional se incrementa. Las antítesis muestran la lucha entre la esperanza y el desaliento, entre la alegría y la pena. Al final, todo queda en tablas, como si se estableciera un pacto entre los interlocutores; coinciden que, al final, todo da un poco igual, aunque vale la pena encontrar motivos para ser felices.
4) Aspectos métricos y de rima
El poema está compuesto por veintiséis distribuidos en ocho estrofas de desigual medida; puede ser de un verso, o de seis, como la penúltima. La medida de los versos es irregular, aunque el octosílabo es el predominante a lo largo de todo el poema, excepto en la última estrofa, que son más breves. Se percibe una asonancia en á, a veces precedida de una vocal semiabierta (e u o). Imprime cierta musicalidad y ritmo; asimismo, aproxima el poema al romance, forma popular y tradicional de la poesía española. En conjunto, estamos ante un poema en verso libre, pues no se aprecia la presencia de ninguna estrofa conocida. 
5) Recursos estilísticos
El propio título, “Preguntas y respuestas”, alude a la naturaleza especulativa del poema. El yo lírico reflexiona sobre la consistencia de la existencia. En la primera estrofa plantea una sola pregunta. A través de la metáfora “matar a dios” (v. 2) expresa la eliminación de un sentido religioso de la vida, es decir, prescindir de la fe o idea de un dios para vivir. La respuesta, en la segunda estrofa, es que “vale la pena”. Nótese el pronombre “te” (v. 1), con el que marca el carácter dialógico espontáneo, directo y personal, aunque no queda claro quién habla y con quién lo hace. 
En la tercera estrofa se plantea otra hipótesis de planteamiento vital: adoptar una idea, que “puede resultar falsa” (v. 7), y “jugarse la vida” por ella. La respuesta es la misma que para la primera hipótesis: “claro que vale la pena” (v. 8), expresado en la cuarta estrofa.
En la quinta estrofa el yo lírico se deja ver explícitamente, a través del pronombre “yo” (v. 9). Ahora pregunta si vale la pena dos acciones; la primera “comer centolla” (v. 10), metáfora de disfrutar de los placeres humanos más elementales, o su correspondiente vicio, la gula. La segunda acción es mucho más seria: “criar / hijos que se volverán / en contra de sus mayores” (vv. 11- 13). Ahora la respuesta (que ocupa la sexta estrofa, no ya de un verso, como las pares previas, sino de tres) es ambigua y confusa: primero responde afirmativamente y luego negativamente. Se acabaron las certezas y comienzan las dudas. Las contradicciones se apoderan del poema, lo que se percibe en las antítesis y paradojas de esta sexta estrofa.
El primer verso de la séptima estrofa repite el primero de la quinta (“pregunto yo si valdrá”). Ahora el yo lírico pregunta si interesa realizar tres acciones: “poner un disco” (v. 18), “leer un árbol” (v. 19) y “plantar un libro” (v. 20). Ahora también afirma que “todo se desvanece” ( v. 21). El yo lírico admite que la vida es breve y fugitiva. Sobre las tres acciones que plantea, se percibe que son metáfora del disfrute de las artes, la primera, de la lectura, la segunda, y de cierta compenetración con la naturaleza, la tercera. Las dos últimas se expresan con un juego de palabras, que implica una ruptura del discurso lingüístico y del lógico, pues ni el árbol se lee, ni el libro se planta. Son imagen de cierta desesperación del yo lírico y de su voluntad de encontrar, a la desesperada, cualquier objetivo que aporte justificación a la existencia.
La última estrofa se resuelve en un diálogo directo, vivo e incisivo entre el sujeto lírico y su misterioso interlocutor (tal vez, él mismo, desdoblado). En cada verso interviene uno de los interlocutores. Comienza el segundo por admitir que “tal vez no valga la pena” (v. 23) todas las posibilidades planteadas, lo que lo induce a llorar. El primero, el que hacía las preguntas, lo anima a que no llore. El segundo afirma que, en realidad, está riendo. En las dos últimas intervenciones se produce un quiebro lógico muy hondo. El primero lo invita a no nacer, cuestión imposible, pues ni depende de uno, ni se puede volver atrás la cadena de hechos. El segundo le contesta que “estoy muriendo”, es decir, vivir es morir, dada la brevedad y fugacidad de la existencia. Se cierra el poema, así, de un modo brusco, amargo y precipitado. Es un diálogo lleno de sobreentendidos en los que los dos interlocutores admiten que no es posible contestar a si vale la pena entregar la vida a un ideal, a la renuncia de la fe religiosa, o al disfrute de placeres sensitivos e intelectuales.
Una marca estilística muy importante es la ruptura en el empleo de las letras mayúsculas (se prescinde de ellas) y de los signos de puntuación, totalmente omitidos. Aportan una coloquialidad fresca y, al mismo tiempo, caótica. Imita el lenguaje familiar y de la calle, espontáneo y transparente, pero es metáfora de una vida a duras penas comprensible, atropellada. El poema se cierra entre antítesis y paradojas que no son sino imagen de la vida humana: contradicciones de difícil o imposible resolución.
El conjunto del poema transmite una sensación de naturalidad sobre una reflexión existencial de naturaleza casi metafísica: ¿por qué vale la pena vivir, o entregar la vida? La respuesta es pesimista: no importa demasiado la respuesta, aunque las hay, y son válidas, porque pronto moriremos. El tono coloquial y conversacional no ocultan una honda reflexión del yo lírico, sumido en la angustia existencial paralizante. Este tipo de poesía coincide con la que escribe por esa época el escritor uruguayo Mario Benedetti, coetáneo de Parra. La coincidencia estilística es muy alta y felizmente sorprendente.
6) Contextualización
Nicanor Segundo Parra Sandoval (San Fabián de Alico, Chile, 1914 – Santiago de Chile, 2018) fue un poeta, matemático, físico e intelectual chileno. Su obra poética ha obtenido un amplio reconocimiento de crítica y de lectores. El Premio Cervantes (2011) expresa muy bien el prestigio y la influencia que su poesía ha alcanzado en el ámbito hispánico. 
Su larguísima trayectoria pasó por varias etapas: una inicial, propia de los años treinta y primeros cuarenta, de corte popular y tradicional (bajo el influjo de García Lorca y su Romancero gitano); siguió otra de expresión vanguardista, en los años cuarenta y siguientes; desde los años ochenta explora una poesía formalmente más libre, asociada a “artefactos” textuales y visuales. El denominador común es el de la ironía, humor ácido, utilización de formas populares modificadas, crítica a aspectos sociales y políticos de su entorno, espíritu contestatario frente al poder e independencia de su voz poética respecto de las ideologías políticas imperantes en su país y en Occidente durante el siglo XX. Sus “antipoemas” son expresión de esa rebeldía formal y de contenido.
Entre sus obras, sobresalen 1937 – Cancionero sin nombre (1937), Poemas y antipoemas (1954), Manifiesto (1964), Ecopoemas (1982) y Hojas de parra (1985), poemario del que procede el texto que ahora comentamos. Sus discursos y conferencias se publicaron en Discursos de sobremesa (2006). 
Se asocia el nombre de Parra con el concepto de “antipoesía”. Se refiere a su visión de la actividad poética como un ejercicio libre de retórica, del boato académico y del encorsetamiento impuesto por el canon y la tradición. En efecto, Parra innovó intensamente en las formas expresivas y abre caminos novedosos, frescos y originales, para la poesía en lengua española.
7) Interpretación y valoración
El poema “Preguntas y respuestas” es original y vivamente expresivo. Se trata de un ejercicio de pensamiento existencial que comienza en un tono optimista y finaliza en otro amargo y sombrío. El sujeto lírico se desdobla en dos mitades, o acaso converse con un tú distinto –no está claro– y sopesa sobre el mejor modo de encarar la existencia humana. Aboga por el abandono de las creencias religiosas, por el abrazo a algún tipo de ideas o ideales políticos que sirvan para ser felices y, finalmente, declara su pesimismo, incluso su desesperación (el lloro final es bien elocuente).
La expresión es sencilla, aunque intensamente elaborada. El tono coloquial y conversacional imprimen un aire de familia, de amistad, creando la sensación de cercanía entre el lector y el poeta. El empleo de los recursos estilísticos, especialmente la antítesis y la paradoja, aportan originalidad y viveza de contenido.
2. PROPUESTA DIDÁCTICA
(Las siguientes actividades se pueden realizar de modo individual o en grupo; de manera oral o escrita; en clase o en casa; utilizando medios tradicionales o recursos TIC, según las circunstancias lo aconsejen).
2.1. Comprensión lectora 
1) Resume el poema (100 palabras, aproximadamente). 
2) Señala su tema principal y los secundarios. 
3) Delimita los apartados temáticos, atendiendo a las modulaciones de sentido. 
4) Analiza los aspectos métricos y de rima; deduce la estrofa empleada. 
5) ¿Qué tono tiene el poema: positivo, optimista, esperanzado, o todo lo contrario? 
6) Señala las imágenes más importantes que jalonan el poema, sobre todo referidas al dolor y la angustia, y cómo impactan en el poeta. 
7) Localiza y explica una docena de recursos estilísticos y cómo crean significado. 
2.2. Interpretación y pensamiento analítico 
1) ¿Cómo se percibe en el poema el tono coloquial y conversacional? 
2) ¿Qué propone el sujeto poético para dotar de sentido a la vida? 
3) El lloro y la risa, ¿qué simbolizan?  Razona tu respuesta.
4) Cuando el poeta “plantar un libro”, ¿a qué tipo de actividad se refiere?
5) Explica el sentido de “poner un disco” (v. 18). ¿Es una actividad material o intelectual? 
6) ¿Es importante la confesionalidad (declarar un pequeño secreto al lector, de naturaleza personal e íntima) en el conjunto de la significación del poema? 
2.3. Fomento de la creatividad
1) Elabora un poema o texto en prosa que exprese una actitud vital ante una situación o ante la existencia entera, de modo real o ficticio. Puedes imprimir un sentido algo desenfadado, como ha realizado Nicanor Parra.
2) Imagina y transcribe una conversación o plática entre la clase y el poeta Nicanor Parra a propósito de su poema y de su vida. 
3) Realiza una exposición sobre Nicanor Parra, su poesía y su tiempo, para ser presentada ante la clase o la comunidad escolar, con ayuda de medios TIC o pósteres, fotografías, pequeña exposición bibliográfica, etc. 
4) Aporta o crea imágenes de paisajes, situaciones, etc. que sirvan de metáfora de una manera de afrontar la existencia, como el juego en el poema, siguiendo el ejemplo de Nicanor Parra.

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