Sergio Ramírez: «Tongolele no sabía bailar» (novela); análisis

 

Tongolele no sabía bailar (2021)

Penguin Random House Grupo Editorial, México. Edición en formato digital: agosto de 2021

  • Sinopsis del contenido

Una advertencia inicial informa que la novela «toma en cuenta los hechos sucedidos a partir de abril del 2018 en Nicaragua, cuando una serie de manifestaciones populares desató una brutal represión estatal. / Mi tributo a los centenares de jóvenes caídos,y a sus familiares que siguen reclamando justicia».

Una dedicatoria a Salvador Velasquez (Chava) y a Esther, «por los memorables días bonus en Baton Rouge».

-Wikipedia: Dolores Morales. Aparenta una entrada de la Wikipedia, evidentemente falsa. Informa que el inspector Dolores Morales (Managua, Nicaragua, 18 de agosto de 1959) fue guerrillero del FSLN y participó en el derrocamiento de la dictadura de Somoza en julio de 1979. Pierde una pierna en mayo de 1978 en combate, donde muere el sacerdote asturiano Gaspar García Laviana. Pasa a formar parte de la Policía Nacional, en la sección de lucha contra las drogas. En 1999 participa en una operación antidroga contra los cárteles de Cali y de Sinaloa. Lo retiran, a pesar del éxito, porque no sigue órdenes. Monta una agencia de investigación privada. Lo contrata el millonario Miguel Soto Colmenares, que resulta ser muy sórdido y cruel. Su brazo ejecutor en el gobierno es el comisionado Anastasio Prado, alias Tongolele, jefe de los servicios secretos. Le ayuda Rambo, Serafín Manzanares, que ha sido soldado subalterno suyo en el Frente Sur en los días de la revolución. Los echan a los dos del país por la frontera de Honduras, por el puesto de Las Manos.

Morales se casa con la guerrillera Eterna Viciosa; el matrimonio se deshace pronto por las infidelidades conyugales. Luego se relaciona con Fanny Toruño, telefonista de Enitel, jubiliada porque padece cáncer; a esta la ha abandonado el marido. Su amigo Bert Dixon muere en un atentando de los cárteles. Le ayuda también Sofía Smith, colaboradora del FSLN; un hijo ha muerto en la revolución. 

Aparece un enlace: (https;//es.wikipedia.org/wiki/Dolores_Morales)

No existe en la realidad, lo he comprobado

Primera parte

Cita de Dante, Divina Comedia, Inferno, canto XX. Trata de unas mujeres que dejan sus oficios tradicionales para hacerse curanderas.

  1. El Gato de Oro

Las Manos, frontera entre Nicaragua y Honduras. Genaro Ortez Ortez, Gato de Oro, un hombre alto y fuerte es un baqueano que vive en ese lugar vendiendo lotería y pasando gente de un lado a otro de la frontera por dinero. Introduce y guía al inspector Morales y su ayudante, Rambo. Desconfían de él, pero llegan a un trato para que los guíe hasta la población nicaragüense de Ocote. Pasarán por Dipilto Viejo antes para tomar un autobús. Atraviesan la frontera de noche. Los deja escondidos entre unos peñascos y Gato de Oro se va a desayunar con las Culecas, dos hermanas que viven cerca, en un rancho. Amanece del todo y ven avanzar a Gato de Oro. Se acerca una camioneta Hilux y lo ametrallan. Lo dejan muerto. Morales logra grabar con su móvil parte del crimen. Lord Dixon se le aparece y charla con él, advirtiéndole que ande con cuidado porque habrá paramilitares.

  1. Copas y bastos

Una casa de un antiguo ministro de Somoza es la sede de los servicios secretos de Nicaragua. Los dirige Anastasio Prado, apodado Tongolele, pues tiene un mechón blanco de cabello que le da cierto parecido con es actriz mexicana. Tiene la cara llena de cicatrices del acné juvenil. Se mueve en un coche con apariencia de taxi. Lo acompaña en el coche el capitán Pedro Claver Salvatierra, llamado Pedrón, o Pedrito. Es su ayuda de cámara, confidente y medio bufón. Tongolele lo trata con cierta displicencia y dureza verbal. Pedrón era soldado somocista; su jefe le salva la vida cuando lo captura porque solo tocaba el clarinete. Charlan de su pasado militar mientras conducen para visitar a la madre de Tongolele, pues hoy es su cumpleaños. La madre ha regentado una farmacia. Luego se hace vidente, ya viuda, en León. Después pasa a Managua. Pasa a llamarse profesora Zoraida. Dice que se comunica mentalmente con el gran gurú Sai Baba. Le llevan preguntas en una caja negra, luego roja, laqueada. Ella responde. Esa costumbre la tomará después su hijo Tongolele. Los árboles de la vida, de hierro y con luces eléctricas, sirven para anular las energías negativas de los enemigos. Alba Rosa, la hermana de Tongolele, se casa con un salvadoreño, pero le deja para irse a EE. UU. con un jugador de béisbol. Es el contable de los negocios de Tongolele; pero es ludópata. Tongolele lo manda liquidar simulando un accidente de tráfico y así recupera sus negocios (una granja lechera, una compañía de transportes, etc.). Pedrón le informa que el renco Morales y Rambo están de vuelta a Nicaragua. Los tienen controlados.

  1. Monseñor Bienvenido

Monseñor Bienvenido Ortez es cura de la iglesia de Ocotal, en el departamento de Nueva Granada. Ha estudiado en Roma y es dominico. Es tío de Gato de Oro. Tiene tratamiento de obispo, pero sin atribuciones. Recibe a Morales y Rambo. Les da de comer copiosamente. El sacristán y chófer, Felipe de Jesús, luego se verá que es un topo de Tongolele. Rita Boniche es la empleada de hogar de la casa cural; es mujer de malas pulgas y áspera de trato. Morales logra contactar con Sofía, que está en Managua. Habla a la comarca por una emisora de radio abierta, llamada Madre y Maestra, contra los abusos del gobierno de Daniel Ortega y su mujer Rosario Murillo. Todo sigue igual. Monseñor recibe un anónimo con amenazas de muerte, firmado por los «Comandos de defensa de la luz y la redención». Les organiza el viaje a Managua, donde los acogerá el padre Pancho, un cura jesuita español, que rige la iglesia de la Divina Misericordia. Los lleva el padre Pupiro, cura auxiliar de su parroquia.

  1. Una infortunada fiesta de cumpleaños

La profesora Zoraida, madre de Tongolele, vive en el Residencial Aranjuez, barrio de clase alta. Le regalan la casa por sus servicios de consejera de la presidencia de la nación. Fabiola, amante de Tongolele, tiene una red de vendedores de telas y otras cosas. Se hace novia de Tongolele y van a medias en sus negocios. Llama para avisar de disturbios. Fabiola trabaja en el servicio secreto y es mano derecha de Tongolele. Este conversa con su madre. Recibe un mensaje en la caja roja que dice que su hijo habla mal de los árboles de la vida. Tongolele sospecha del enano Manzano, pero no tien pruebas.

  1. La oscura y maloliente boca del lobo

El inspector Morales y Rambo se disfrazan de curas para viajar en coche hasta Managua, donde los acogerán en una iglesia. Conduce el padre Pupiro, dominico también, guatemalteco. Habla con Lord Dixon sobre el viaje que están a punto de realizar. Escuchan un sermón de Ortez en la radio del coche. Denuncia la tiranía del gobierno de Ortega, envuelto en palabras evangélicas. Hay altercados en la carretera porque los que protestan contra el gobierno levantan barricadas. Los acoge una señora, Jacqueline, en su tienda de ropa, Modas Jaqueline. En la calle hay golpes, botes de humo y carreras. Se oyen tiros de verdad a los estudiantes del Instituto Nacional que protestan por la situación política. Ven en la televisión noticias de los disturbios en Managua.

  1. La caja china

Tongolele tiene sus oficinas en una falsa agencia aduanera de Las Colinas. Es una casa de un antiguo ministro de Agricultura de Somoza del que nadie se acuerda. Archivos metálicos por todos lados, cerrados con combinación. No tiene tecnología en su despacho porque desconfía de ella. Maneja un único ordenador La Chaparra, la teniente primera Yasica Benavides. Es antigua guerrillera. Se hace novia de Pedrón y tienen un hijo común, aunque no se han casado. Tiene cerca de cuarenta años. Habla con Tongolele, que reconoce que hay disturbios importantes en la calle por los árboles metálicos. Pedrón le informa que a monseñor Ortez le han golpeado en la cabeza y está grave. Lo llevan en ambulancia a un hospital de Managua. Tongolele siente que no se entera de las cosas antes de que pasen, que sus dos subalternos saben más que él; y que el primer comisionado no le coge el teléfono. El Toyota Hilux empleado en la muerte del Gato de Oro es de una empresa de seguridad privada del enano Manzano; a Tongolele no le gusta el asunto porque se le escapa de las manos. Recibe un mensaje en la caja china famosa donde se le ordena que se ponga a las órdenes del comandante Leónidas. Responde acatando la orden.

  1. La conspiración de la pólvora

El padre Pancho, jesuita vasco, recibe a Morales y Rambo en la iglesia de Jesús de la Divina Misericordia. Los lleva el padre Pupiro en su todoterreno. Hay disturbios en la calle. Los estudiantes tiran al suelo los árboles de hierro. Morales y Pancho se caen bien; este es rudo; fuma mucho y es algo mal hablado, aunque espontáneo. Reciben papeles anónimos de un tal Mascarita, firmado con la máscara del movimiento Anonymous donde se van desvelando los nombres de los asesinos de Genaro Ortez, y del agresor de Bienvenido Ortez. Doña Sofía visita a Morales en la casa parroquial de Pancho. Deciden difundir esos mensajes a través de las redes creando un perfil falso. Doña Sofía lo hace, pues tiene habilidad para ello.

  1. Ángeles, serafines, querubines, tronos y demás potestades celestiales

Capítulo para Tongolele y sus ayudantes. Llega a la oficina el gordito feliz, coronel Jacobo Pastrana, para hacerse cargo de la oficina. Tongolele queda destituido. Habla de Leónidas, su nuevo jefe, con Pedrón. Aquel participa, en 1978, en el asalto al palacio de Somoza, donde secuestran a los presentes. Los liberan a cambio de guerrilleros presos. Leónidas sale con la cara descubierta en las fotografías; se hace famoso. Luego se mete en la contra. Después vuelve y ocupa puestos en el gobierno de Ortega. Organizan una fuerza paramilitar bajo el control de Leónidas para acabar con los estudiantes descontentadizos. La base está en el estadio de béisbol Dennis Martínez. dividen la ciudad en sectores; cada destacamento de paramilitares visten una camiseta de color, la cara tapada con una media. Tongolele duerme en casa de Leónidas, medio retenido.

  1. Obispo de unas ruinas

Al día siguiente, en la casa parroquial del padre Pancho. Morales se despierta y encuentra que Rambo ha marchado. Le deja una nota avisando que la vida pasiva no es para él. Reciben otra nota en la que se anuncia que monseñor debe viajar a Roma llamado por el papa Francisco. Al parecer, lo nombran papa de una provincia de África, en Túnez, donde ya no quedan ni cristianos. A la sobrina de la sacristana, Eneida Robleto, estudiante de Medicina, de la iglesia la golpean y la hieren los paramilitares.

Segunda parte

Cita de Shakespeare, Macbeth, acto IV, escena I, una bruja hace un brebaje

  1.  Un obsequio de Taiwan

Leónidas y Tongolele se dirigen al estadio nacional de béisbol; Leónidas es el presidente de la Federación de ese deporte, la FENIBA. Juntan a paramilitares de la peor ralea. Fabiola le cuenta en un tuit a Tongolele que alguien los está traicionando. Ella envía las camisetas para equipar a los paramilitares con un color por cada una de las cuatro zonas que van a limpiar. Van muy armados, en sus Hilux,  y con órdenes de disparar a matar. Algunos francotiradores se apuestan en los tejados de los edificios cercanos. Bajo las órdenes de Tongolele está el poeta Lira, un periodista aparentemente inofensivo y algo contestón. Tongolele casi descubre a Rambo, pero este miente sobre su identidad.

  1. El mensajero en bicicleta sorprendido por la espalda

La Fanny vive en un caserón de la Colonia Centroamericana. Doña Sofía vive con ella. Llega un ciclista con un mensaje de Mascarita, dando datos sobre las actividades turbias de Tongolele. Esta sale tras el ciclista, siguiéndolo, para saber quién es. Al fin, lo descubre, es Bob Esponja, un chico de la calle, joven, que ha trabajado para el doctor Pedro Celestino Carmona, alias Vademecum. Lo invita a comer y lo lleva a su casa. Su madre, Magdalena, alcohólica, que es planchadora, la recibe con hostilidad. Doña Sofía le pregunta indirectamente para saber quién le envía los mensajes, que luego ha de llevar el chico en bicicleta. Coincide con la mujer que lleva los mensajes porque la madre ha servido en su casa; es Chaparrita. Lord Dixon también conversa con doña Sofía. Intercambio de whatsapp entre esta y el inspector Morales donde se ponen al día.

  1. Congojas en el puesto de mando

Pedrón visita a Tongolele en su zona. Lleva a Fabiola, que tiene miedo. Habla con su amante, pero nada pueden decidir porque Tongolele ha perdido el poder. En un tuit se dice que este manda matar a su cuñado y lo arroja a un lago. También va en el coche su madre, Zoraida, pero no habla con ella. La han echado de casa unos policías y no tiene dónde ir. Pedrón le cuenta que Rambo y Cara de Culo, llamado Marcial Duarte, están en el mismo destacamento de la «fuerza de tarea». Se han separado del resto; encuentran a una chica, la violan todos, excepto Rambo. Le devuelven el poder a Cara de Culo a pesar de lo que ha hecho.

  1. Rambo se confiesa largo y tendido

El inspector Morales despierta y lo ponen al día de cómo doña Sofía ha descubierto que la Chaparrita es el origen de los mensajes. Rambo, Serafín, hace una confesión por escrito. Cuenta que ha estado con los paramilitares, pero que no viola a la joven. Entra con ellos porque conoce de atrás a Cara de Culo y no puede escaparse. Morales no sabe si creerlo.

  1. El procedimiento indagatorio del gordito feliz y contento

El gordito feliz es el coronel Pastrana, un joven formado en academias militares extranjeras. Trabaja en la Dirección General de la Seguridad del Estado. Le toma declaración a Pedrón (Pedro Claver Salvatierra, 63 años) y la Chaparra (Yasica del Socorro Benavides, 38 años) acerca de su involucración en las noticias de las redes de Mascarita, la muerte del baqueano Gato de Oro, el apaleamiento a su tío el monseñor, la desaparición del cuñado de Tongolele, etc. Reconocen su participación y organización. Lo hacen por resentimiento, ya que este no le ayudó a subir en el escalafón. Se trata de una declaración judicial militar, filmada, transcrita y firmada por el gordito y los dos interrogados; los dejan volver a casa.

  1. La Divina Misericordia bajo fuego

El padre Pancho escribe un informe para el arzobispo de la Diócesis de Managua relatando lo que ha pasado esa noche en la iglesia. Así nos enteramos nosotros de lo que pasó. En la calle hay tiros contra los jóvenes estudiantes que protestan contra el gobierno. Recogen a Eneida, la estudiante violada por Cara de Culo. La ha llevado allí Rambo. Llevan un estudiante herido en las trifulcas, a pocos metros de la iglesia. Muere por bala en el cuello. Meten a muchos heridos más, que curan con el escaso botiquín que tiene la parroquia. Panco llama al arzobispo, pero este no le coge el teléfono; al fin, tras muchos intentos, logra contactar y protesta por la situación airadamente, con palabras gruesas. Ahora le pide perdón al arzobispo. Constata que los estudiantes solo llevan una pistola y palos y cuchillos; no iban peligrosamente armados, como difunde la Policía Nacional. Al fin, el arzobispado logra que el gobierno deje pasar ambulancias de la Cruz Roja, ya al amanecer, para llevar a los heridos al hospital. Rambo, don Serafín, también cae herido muy grave de un balazo. Lo evacúan al hospital y lo acompaña Morales. El cura, Franciso Xabier Aramburu (Pancho), jesuita, firma su informe. Hay partes entre paréntesis que piensa borrar, pues son de su uso personal.

  1. Una corona de fuego

En plena noche, Leónidas y el poeta Lira le afean a Tongolele que una parte de su sector, al lado del Mercado de Mayoreo, sigue en poder de los rebeldes. Necesitan ocupar una casa al lado de una iglesia protestante. La casa es fábrica de colchones y allí vive la familiar del pastor evangélico, con su hijo y sus nietos. Tratan de tomar la casa, Tongolele al frente, pero no les abren. Al fin, rompen una ventana y arrojan cócteles. La casa entra en llamas. Luego sabrán que mueren todos carbonizados. El destacamento de paramilitares se dirige a una barricada, donde no hay rebeldes. Cara de Culo, con una pistola que le da el poeta Lira, le descerraja tres tiros a Tongolele, que cae muerto. Le echan un neumático al cuello, en llamas, y lo dejan allí.

  1. Un burro uncido a una piedra de molino

El inspector Morales, ayudado de un bastón porque pierde la pierna en la guerrilla, se casa con Fanny, que ha estabilizado su enfermedad de cáncer; es una ceremonia íntima, en casa de Fanny. A él le ha costado aceptar el matrimonio formal, religioso, pero al fin acepta. Doña Sofía es la que realiza todos los preparativos. Lord Dixon habla con Morales y le anima a dar el paso. Doña Sofía le llama compañero Artemio a Morales; es su nombr de guerra de los años de la revolución somocista. Los negocios de la amante de Tongolele pasan Yasica, la Chaparrita. Fanny está emocionada y le advierte a su futuro marido que se case con libertad total. En los vídeos publicados por doña Sofía se ve el incendio de la casa del pastor evangélico y la ejecución de Tongolele. Monseñor Ortez abandona Nicaragua camino de Roma. Las televisiones lo graban en el aeropuerto. Una mujer gorda sale con un cartel insultando a monseñor y deseando que no vuelva. Rita Boniche, la empleada de hogar, la tira de un empujón. Morales se duerme con el teléfono en la mano, donde ha visto en streaming esos hechos.

  1. Una variada colección de sapos disecados

En la oficina de los servicios secretos el enano Manzano campa. Instala tecnología electrónica. Lo visitan Chaparrita y Pedrón. El enano tiene una colección de sapos disecados, heredada del comandante Cipriano. A Fabiola le quitan las empresas y le dejan la casa donde vive. Las empresas las juntan y las inscriben a nombre de Chaparra, pero los beneficios van a medias, entre ella y el enano. Un 1% de las acciones son para un nieto del enano. El enano y sus dos nuevos socios echan la culpa del levantamiento a Tongolele, su madre y su amante. Es todo una farsa. En Nicaragua hay un nuevo consejero espiritual, el profesor Kaibil, que viene de Guatemala, donde tiene estrechos contactos con el actual presidente; juntos tienen un programa de televisión de comedia. El enano se queda con el acta de la declaración de Pedrón y Chaparrita. Estos saben que es un arma de doble filo. El nuevo comisionado, Manzano, trata de perdedores a Morales y a Tongolele. Regala el coche Kia que iba disfrazado de taxi y que utilizaba Tongolele, a Pedrón y Chaparrita. Muestran su intención de ir robando poco a poco de los negocios con Manzano. Deciden dejar a Morales y doña Sofía tranquilos porque no hacen daño, pero vigilados.

Epílogo

Cita del Apocalipsis (13:4) en la que se dice que adoran a un dragón y a una bestia porque nadie puede enfrentarse a ella.

Un dios que se alimenta de cadáveres

El inspector Morales despierta. Recuerda que el bastón es un regalo de un jefe militar de la revolución, llamado Chuck Norris. Sale al patio y se siente nostálgico. Llega el padre Pancho para oficiar la boda. Lord Dixon cierra la novela:

─No olvide que aquí estoy a su lado ─le dijo Lord Dixon, y sintió el peso afectuoso de su mano en el hombro».

La novela está firmada en San Isidro de la Cruz Verde, junio de 2019-diciembre de 2020.

  • Temas de la novela
  • Denuncia de la represión violenta contra los jóvenes y estudiantes que protestaron en Nicaragua en 2018. La brutalidad de las fuerzas policiales y paramilitares fue muy elevada; como consecuencia, hubo muertos y decenas de heridos. El gobierno-régimen de Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, bajo las siglas del FSLN, aplicó medidas muy duras para aplacar a los jóvenes que protestaban por la falta de libertades y por las arbitrariedades del poder gubernamental. Esta novela se centra en esta represión a sangre y fuego. Plantea algunas causas y deduce muy bien las consecuencias: represión total hacia los sectores disconformes, que no alcanzan ningún objetivo, y mantenimiento del stato quo. 
  • Reflexión sobre la estructura corrupta del poder político y policial en Nicaragua. Los servicios secretos están dirigidos por personas inmorales que liquidan a los enemigos del régimen y se entregan a negocios comerciales saltándose todo tipo de legalidad. Los servicios paramilitares, conectados con el FSLN y con la policía, realizan todo tipo de fechorías sangrientas para controlar la situación en las calles. 
  • Exposición de la degradación social, moral e intelectual de una sociedad desesperanzada y desesperada. El narrador se detiene en la descripción de barriadas paupérrimas de la capital, Managua. La pobreza conduce a la brutalidad; esta, al abuso y las injusticias. 
  • Visión esperanzada de la juventud, un tanto idealizada en los estudiantes disconformes; complementariamente, se aprecia una contemplación amable con los estragos de la edad que trae la acumulación de los años, como es el caso del inspector Morales, ya sesentón.

  • Lugar y tiempo de la acción narrada

Lugar. La acción discurre en Nicaragua, principalmente en su capital, Managua. El primer capítulo se sitúa en Dipilto Viejo y el tercero, en Ocotal. Alternan los espacios cerrados (bares, tugurios, casas (sobre todo, las sacerdotales), con los abiertos, básicamente, urbanos, fuera del primer capítulo. El ambiente callejero de Managua adquiere relevancia porque es donde se mueven los personajes parapoliciales turbios, movidos por Tongolele y por el enano Manzano; sirve para entender el país de Nicaragua.

Tiempo. Estamos ante un relato de tiempo muy reducido. Se centra en unos pocos días (siete, si no hemos contado mal) de la primavera de 2018; parece que coincide, más o menos, con la segunda quincena de abril. Es el arco cronológico que necesitan Morales y Rambo para atravesar la frontera ilegalmente de Honduras a Nicaragua, pasar por Ocotal, llegar a Nicaragua y refugiarse en la casa parroquial de la iglesia de Jesús de la Divina Misericordia.

La narración oscila entre un presente «presencialista» (como si el narrador observase y contase justo lo que en ese momento ocurre) y un pasado narrativo clásico. Alternan las dos perspectivas, hábilmente engarzadas. De este modo, la lectura es más rica y multiperspectivista.

  • Análisis de los personajes

Estamos ante una novela con bastantes personajes con un papel relevante. Aunque es cierto que el inspector Morales es el protagonista y hace de hilo conductor, otros personajes asumen bastante peso en la narración, como Tongolele, jefe de los servicios secretos y antagonista.

El inspector Dolores Morales es el protagonista, como ya afirmamos. Es un hombre de 63 años, cojo y expulsado de la Policía Nacional por mantener su criterio de independencia y verdad. Para que el lector lo conozca bien, figura al principio una supuesta entrada de Wikipedia con la biografía de este personaje; evidentemente, es de ficción, pues no existe esa entrada, al menos en el momento de redactar estas líneas. Se trata de una estratagema del autor para que el lector que no haya leído las dos novelas previas protagonizadas por el inspector Morales pueda seguir la trama sin dificultad. Es un hombre moderado y sensato, bastante descreído; desea creerse duro y escéptico, pero, en el fondo, es tierno y sensible a los sentimientos, casi más a los dolorosos que a los positivos.

Anastasio Prado, Tongolele, es el antagonista, aunque solo hasta cierto punto. Es militar de la revolución sandinista que luego supo encaramarse al poder. Corrupto y de sangre fría, se fija sus objetivos y los ejecuta sin contemplaciones. Vigila estrechamente y elimina a sus enemigos ─que él llama «enemigos de la revolución»─. Su novia Fabiola es su socia en negocios de transporte y distribución de productos. El apodo le viene de una famosa actriz y bailarina mexicana-estadounidense; a él le fastidia, pero todo el mundo lo conoce por ese apelativo. El título de la novela procede, irónicamente, del origen de este apodo. También en esta línea se encuentra su madre, profesora Zoraida, vidente con mucha influencia sobre la pareja presidencial real de Nicaragua, Daniel Ortega y Rosario Murillo (que no aparecen como personajes novelescos en ningún momento, ni siquiera nombrados; se alude a ellos, pero no se nombran). Ella es la impulsora de los árboles de la vida; son árboles de hierro que se levantan por muchos lugares de Nicaragua para atraer la energía positiva. Esta anécdota es verdadera y se puede verificar fácilmente en Internet.

Pedrón y Chaparrita es una pareja de mandos medios-bajos de los servicios secretos; trabajan con y para Tongolele. Tan crueles como su superior, no dudan en emplear todo tipo de tretas y crímenes para eliminar a sus competidores. De hecho, traicionan a Tongolele para aliarse con el enano Manzano, nuevo jefe de los servicios secretos. Son inteligentes y disimulan muy bien sus planes. Chaparrita, de hecho, maneja muy bien la información y las tecnologías digitales, con las que logra hundir a Tongolele. Su alianza con el enano hace que se quede a medias con los negocios de Fabiola, la novia de Tongolele. Son personas cínicas, crueles y traidoras, aunque son de los que tiran la piedra y esconden la mano. Están muy bien caracterizados en la novela, por su idiolecto y su modo de actuar.

El enano Manzano es otro oscuro personaje con mucha relevancia en el argumento. En realidad, es quien tiende la trampa a Tongolele. Tan cruel o más que este, es más precavido y ejecutivo. Muestra también su codicia, pues se queda con la mitad de los negocios de su antecesor sin aportar nada. Organiza la ejecución de Tongolele sin miramientos, donde muestra su maldad y su minuciosidad en la planificación de sus actos delictivos. Al lado de este aparecen dos sicarios despiadados y estrambóticos: el poeta Lira (locutor de radio) y el matón Cara de Culo; encarnan los vicios más groseros de los arribistas de la revolución sandinista que logran vivir del cuento.

Los dos curas católicos que forman parte de la trama tienen su parte de protagonismo. Bienvenido Ortez, el monseñor de la iglesia de Ortal es un hombre valiente que lucha por la justicia y la equidad. No duda en denunciar los atropellos del sandinismo de Ortega y su camarilla. Su expulsión de Nicaragua (o su traslado a Roma, se puede ver de las dos maneras) es una muestra de cómo el régimen es capaz de doblegar a la Iglesia. Pancho, el jesuita vasco, cura de la iglesia de la Divina Misericordia, en un barrio de Managua, es un personaje más estereotipado, como recortado por cierto perfil vasco: bruto, bastante malhablado, rudo en formas, directo en la expresión, impulsivo; en cambio, es noble, leal y firme en su defensa de los oprimidos, como hace con Morales, doña Sofía, etc. No resulta tan convincente como Ortez, a nuestro juicio.

Rambo (cae muerto en las revueltas), el policía que acompaña a Dolores Morales en su regreso a Nicaragua, doña Sofía (especie de asistente de Morales, muy experta en las nuevas tecnologías de la comunicación) y Fanny (la antigua telefonista, novia de Morales) son los personajes del círculo más personal del inspector. Los tres son personas del pueblo, con más virtudes que vicios. Son muy leales con el inspector Morales. Encarnan al pueblo noble, honesto y sufrido que apechugan con los sinsabores de la vida diaria, en su discreto pasar, con dignidad y paciencia. Ya los conocemos de las novelas previas, de modo que aquí actúan sin que el narrador se detenga en su caracterización.

En conjunto, en la novela aparece retratada la sociedad nicaragüense con más sombras que luces; toda ella es un amplio fresco, impactante y conmovedor, de la Nicaragua presente; el autor lo hace siempre con realismo, cierta objetividad efectista y con un propósito holístico. Desfilan por las páginas todo tipo de personajes, entre la normalidad cotidiana y el surrealismo más siniestro. En conjunto, los caracteres son verosímiles, dentro del realismo barojiano (con algunos detalles propios del realismo mágico, como la presencia de seres del otro mundo, como Lord Dixon hablando con Morales y doña Sofía). Cierta tendencia a la hiperbolización, o deformación grotesca, como en el esperpento valleinclanesco, recorre sutilmente el texto, como podemos ver en las visiones o predicciones de la profesora Zoraida, el comportamiento animalizado de Cara de Culo, etc. 

  • Figura del narrador

El texto está contado por un narrador en tercera persona. Es parcial y moderadamente objetivo. Selecciona el material narrativo que nos llega a nosotros, lectores. En general, focaliza objetivamente, o a través del inspector Morales. Pedrón y Tongolele también son otros dos personajes privilegiados en ese sentido. Por ejemplo, los días de la revuelta popular son narrados con todo lujo de detalles en lo referido al dispositivo paramilitar; sin embargo, apenas conocemos los precedentes reales (una subida de las cotizaciones sociales y una rebaja de las ayudas y pensiones públicas en Nicaragua). 

La distribución de la materia narrativa es cuidadosa y equilibrada. Si nos fijamos , vemos que se ofrece un capítulo centrado en el inspector Morales (los impares) y otro en Tongolele y sus adláteres (los pares). La entrada de la Wikipedia dedicada al inspector Dolores Morales y el epílogo («Un dios que se alimenta de cadáveres») son el marco general de la acción narrativa, pues explican las causas iniciales y las consecuencias finales.

En el conjunto de la obra, se puede apreciar cierta preferencia (absolutamente lógica) del narrador por el inspector Morales y sus amigos; ellos tienen la razón moral de su parte. El primer capítulo y el último se centran en nuestro policía, ejemplo de esa preferencia narrativa. En general, los capítulos se abren con un claro escamoteo de datos para que el lector entienda quién habla y en qué circunstancias se halla; a medida que

  • Estructura narrativa

La novela se estructura en dos partes, con una especie de prólogo (la supuesta entrada de la Wikipedia) y un epílogo. La primera parte consta de nueve capítulos; la segunda, del 10 al 18, también de nueve, con numeración consecutiva; la proporcionalidad es evidente. La primera parte se centra en el inspector Morales antes de las rebeliones estudiantiles; la segunda, la propia rebelión y su aplastamiento.

  Existen dos capítulos distintos a los demás. Se trata de los capítulos 13 y 14. El capítulo 13 se titula «Rambo se confiesa largo y tendido»; en efecto, se trata de un texto manuscrito de este personaje donde le explica a su jefe por qué lo abandonó en la casa parroquial y qué hizo después; defiende la honorabilidad y coherencia de sus actuaciones, que, en efecto,lo son. El texto adolece de anacolutos y otras deficiencias propias de un personaje con estudios muy raspados. El siguiente capítulo recoge la deposición o declaración de Pedrón y la Chaparra ante el gordito feliz y contento. Tiene un tono judicial y policial. Se trata de preguntas y respuestas transcritas literalmente. Si no fuera por los párrafos iniciales en los que el narrador explica dónde están y quiénes son los dialogantes, podríamos decir que es un diálogo teatral. 

  • Intención y sentido

Esta novela se acerca al género policial, como las dos anteriores protagonizadas por el inspector Morales; sin embargo, de las tres, es la que más se separa del género aludido. Morales aquí no investiga (solo indirectamente, el origen de la información sobre las negras andanzas de Tongolele), sino que trata de llegar a Managua para reunirse con su novia Fanny.

La dedicatoria de la novela, en la explicación inicial, dice: 

 

Esta obra de ficción toma en cuenta los hechos sucedidos a partir de abril del 2018 en Nicaragua, cuando una serie de manifestaciones populares desató una brutal represión estatal. 

Mi tributo a los centenares de jóvenes caídos, y a sus familiares que siguen reclamando justicia (p.3).  

 

Se trata de una declaración muy importante porque nos proporciona la clave de lectura, es decir, la intención y sentido del texto. Los acontecimientos vividos en Nicaragua en la primavera de 2018 es el marco que proporciona la trama y explica la narración. Por otro lado, la intención de ofrecer una respuesta ficcional, pero muy verdadera, de lo que ocurrió, es una forma de protesta y denuncia. Protesta por los excesos policiales y denuncia de las muertes reales (se calcula que fueron alrededor de trescientas personas, casi todos jóvenes). Un Estado no puede aplicar tal grado de violencia arbitraria y criminal contra los ciudadanos que reclaman libertad y democracia limpia. 

La mirada del autor es un tanto melancólica y pesimista. La novela acaba con la boda de Morales y la Fanny, asistidos por doña Sofía; el cura Pancho oficia la ceremonia, que ya no es parte de la materia narrativa. Los adultos y viejos se retiran a sus predios privados para encontrar un poco de paz y tranquilidad. Sin embargo, el enano Manzano los conoce muy bien y sigue vigilando de cerca sus pasos.

Sergio Ramírez muestra, en casi todas sus obras, una gran preocupación por su país. Desea colaborar a su desarrollo democrático a través de sus obras. Alejado de la política real, de la que formó parte muy activa, sus novelas son actos de reflexión y catarsis para entender la atribulada trayectoria política de Nicaragua desde hace siglos. Su actitud crítica arranca hacia 2008, cuando toma partido contra los excesos del gobierno de Ortega. Esta actitud de firmeza no ha gustado al régimen actual (2024) de Daniel Ortega. De hecho, Sergio Ramírez ha sido despojado de su nacionalidad; ha recibido la española; vive en España desde 2018. La literatura, como vemos, también se traslada a la vida real. No podemos dejar de manifestar nuestro apoyo a la valentía e integridad intelectual de Sergio Ramírez.

  • Notas estilísticas

 

Sobre la composición narrativa, ya hemos señalado su estructura lineal, manteniendo la línea lógica y cronológica. No siempre Ramírez ha escrito así. Sus novelas iniciales, de los años setenta y ochenta, son propios de la novela estructural, caracterizada, en muchos casos, por composiciones en forma de puzzle, a veces collage, tendiendo al texto caótico y descoyuntado. Ramírez se acoge al género policiaco, y por tanto, a la disposición narrativa más clásica, muy visible a partir de El cielo llora por mí (2009). Sigue con Ya nadie llora por mí (2017) y culmina con la obra que ahora comentamos. El comienzo de Ramírez en la narrativa se había realizado bajo la pauta de la novela estructural. 

El influjo del realismo mágico también se deja notar en el plano estilístico. Es visible la tendencia al empleo del léxico local (acompañado de los correspondientes modismos, frases hechas, muletillas, exabruptos y disfemismos, etc., todos ellos de ámbito regional). En la misma línea se adscribe una sintaxis entre barroquizante y popular, dominada por el período extenso y heterogéneo en sus componentes. El voseo, sistemático en los diálogos, caracteriza los diálogos, casi siempre dentro de un registro coloquial y, a veces, vulgar, como cuando hablan los militares, gente del lumpen (Cara de Culo, por ejemplo), etc.

La ordenación lógica y cronológica de la materia narrativa ayuda a una lectura coherente y satisfactoria tanto en el orden del contenido, como de la expresión. También opera en este sentido el detallismo descriptivo; la topografía, los nombres de periódicos, etc. son verídicos (hasta donde sabemos). Un valor importante de esta novela es la intención testimonial de un país, Nicaragua, un año, 2018, y unos acontecimientos que manifiestan las carencias democráticas, los abusos de poder del gobierno y las graves carencias económicas y culturales de un país que parece que arrastra una maldición bíblica.

Ofrecemos el comienzo del capítulo 2 («Copas y bastos») como una muestra de su tema, ritmo y estilo:

Ya atardece ese lunes cuando el portón eléctrico pintado de negro se descorre para dar salida a un taxi Kia Morning, color gris platino, que enfila hacia la carretera a Masaya; y al volver a cerrarse, la casa de tejas arábigas, cuyas paredes no han recibido desde hace tiempo una mano de pintura, queda de nuevo escondida tras el muro que corona una serpentina de alambre de púas.

Es una cuadra de poco tráfico, al fondo de la avenida del Campo en Residencial Las Colinas, y los frondosos chilamates sembrados a ambos lados crean una penumbra de aguas estancadas en las veredas donde nunca se ven peatones. La casa aloja ahora, en apariencia, una agencia aduanera, según la placa metálica adosada en el muro, al lado del portón.

El comisionado Anastasio Prado, a quien, para su disgusto, propios y extraños llaman Tongolele debido al mechón blanco de su cabello, pues recuerda al de la bailarina de bataclán de las películas mexicanas, va al volante del taxi. Detenido en la fila que aguarda el cambio de luces del semáforo para salir hacia la carretera, se asoma al espejo retrovisor y comprueba que una nueva fístula, dura y enrojecida, le ha brotado cerca de la comisura de la boca; y luego, no sin fruición, la aprieta con los dedos, sintiendo la honda punzada de dolor.

Es su martirio haberse quedado con aquel virulento acné juvenil para toda la vida, la cara alfombrada de cicatrices rosáceas que bien hubiera querido arrancarse como si fuera una máscara para encontrar debajo otra, de piel tan tersa como las de los anuncios de cremas faciales de las revistas de belleza.

Aunque su cara tan maltratada es poco conocida, la regla de Tongolele es no llamar la atención; por eso la placa y los emblemas de taxi, y por eso tampoco lo sigue ningún vehículo escolta. Después de tantos años de brega en el oficio, la mejor medida de seguridad sigue siendo el anonimato.

De todas maneras, es un taxi al que nadie va a hacerle nunca la parada porque siempre lleva atrás un pasajero, el capitán Pedro Claver Salvatierra, Pedrón, o Pedrito, su infaltable custodio, y jefe de operaciones, ayuda de cámara, bufón y confidente; al pie del asiento delantero, a su alcance, por si las casualidades de la vida, descansa un AK de culata plegable, puesto en ráfaga y libre del seguro (pp. 23-24).

(Esta entrada es un capítulo del libro «El mundo literario de Sergio Ramírez», que yo mismo he elaborado. Se publicó la primera edición en KDP Amazón en febrero de 2021. La entrada se añadirá en una segunda edición, junto con otro nuevo capítulo dedicado a la última novela de Sergio Ramírez: «El caballo dorado». Esta es la razón por la que no hay una propuesta didáctica).

Enlace a Amazon para la visualización del libro:

Deja un comentario